
Nosotros
Somos una iglesia bautista reformada que confiesa a Jesucristo como el único Señor y Cabeza de la Iglesia, y reconoce a las Sagradas Escrituras como la autoridad final e infalible en todo lo que creemos, enseñamos y practicamos.
Creemos que la iglesia local existe para la gloria de Dios, la proclamación fiel del evangelio y el cuidado espiritual del pueblo de Dios. Por esta razón, procuramos ordenar nuestra vida, doctrina y gobierno conforme al modelo revelado en el Nuevo Testamento, y no según criterios meramente culturales, pragmáticos o tradicionales.
En cuanto al liderazgo, afirmamos que el gobierno de la iglesia debe ejercerse mediante una pluralidad de ancianos, llamados y capacitados por Dios, quienes pastorean, enseñan y supervisan conjuntamente a la congregación. Este liderazgo es colegiado, responsable y sujeto a la Palabra de Dios, y se ejerce con un espíritu de servicio, ejemplo y rendición de cuentas mutua, evitando el autoritarismo y el personalismo.
Aunque creemos firmemente en la pluralidad de ancianos y en la igualdad del oficio pastoral, también reconocemos que Dios concede distintos dones, capacidades y énfasis ministeriales a cada anciano. Por esta razón, organizamos el gobierno y el trabajo pastoral de la iglesia de manera ordenada, reconociendo funciones o roles específicos según los dones y capacidades que el Señor ha otorgado a cada uno, sin que esto implique jerarquías ni superioridad entre ellos.
La Escritura enseña que, aunque el cuerpo es uno, tiene muchos miembros, y que cada uno cumple una función distinta para el bien de todos:
“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo… a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (1 Corintios 12:4, 7).
Asimismo, el Nuevo Testamento reconoce que algunos ancianos pueden dedicarse de manera especial a ciertas áreas del ministerio, sin dejar de compartir plenamente el mismo oficio:
“Los ancianos que gobiernan bien sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar” (1 Timoteo 5:17).
De este modo, afirmamos que los pastores o ancianos son iguales en autoridad y dignidad, pero diversos en funciones, trabajando juntos en unidad para edificar la iglesia de Cristo conforme al propósito de Dios.
Esta convicción se fundamenta en el patrón bíblico que muestra a los ancianos ejerciendo el cuidado pastoral en plural en cada iglesia local (Hechos 14:23; Tito 1:5; 1 Pedro 5:1–3), y reconoce que los términos anciano, obispo y pastor describen distintas funciones de un mismo oficio establecido por Cristo para el bien de su Iglesia.
Históricamente, esta enseñanza ha sido confesada por las iglesias bautistas reformadas y se expresa de manera clara en la Confesión Bautista de Fe de Londres de 1689, la cual afirma que Jesucristo es la Cabeza de la Iglesia y que los oficiales designados por Cristo para su gobierno son los ancianos y los diáconos (capítulo 26, párrafos 4 y 8), y que estos deben ser reconocidos y apartados por el consentimiento de la iglesia local (capítulo 26, párrafo 9).
Por todo esto, confesamos y practicamos el gobierno de la iglesia mediante una pluralidad de ancianos, organizados según los dones y capacidades que Dios ha concedido a cada uno, convencidos de que este modelo honra a Cristo como Cabeza, promueve la unidad del liderazgo y contribuye al cuidado fiel del pueblo de Dios para la gloria de Dios.
Nuestros pastores/ancianos

Hugo Javier Pino
Pastor Principal
Enseñanza y Predicación

Carlos Moisés Chavez
Pastor Asociado
Plantación de Iglesias y Misiones

Lino Medina
Pastor Asociado
Consejería Bíblica
